Tener que acabar viviendo en la calle es una situación a la que se puede ver abocado cualquiera como se puede comprobar en la nueva campaña lanzada por Cáritas, que bajo el lema "Caminemos Juntos" da a conocer testimonios y vivencias de algunas de estas personas que se han quedado sin hogar, tratando de sensibilizar a la sociedad sobre un problema que en palabras de Alfonso García, coordinador del Centro Padre Damián, "cada vez es más habitual debido entre otras cuestiones a la precariedad laboral, la falta de ayudas públicas o el alto precio de la vivienda".
Una de las protagonistas de la campana es Yolanda Ramos, una extremeña de 40 años que desde hace un año reside en el centro Padre Damián. Ella disfrutaba de una vida normal, con un hijo, un trabajo y una vivienda, pero a raíz de un caso de malos tratos y un secuestro, acabó en la calle con el añadido de terminar sufriendo una adicción a las drogas. Una experiencia que califica de horrible por el miedo que se siente cada día.
Yolanda es solo una de las casi 700 personas que solo este año han sido atendidas en los dos centros que Cáritas tiene en Salamanca, donde los más de medio centenar de voluntarios con los que cuentan las acogen y les ofrecen una salida para conseguir que se reinserten en la sociedad.
Desde Cáritas insisten en que el perfil del demandante de ayuda tiene una edad media de 50 años, pero cada vez son más los jóvenes que piden ayuda, destacando también que casi un cuarto de las personas a la que han atendido a lo largo de 2024 nunca antes habían necesitado ayuda de este tipo, lo que deja claro que urge cada vez más que las administraciones cumplan y garanticen el derecho de las personas a una vivienda digna.