Todavía no eran las once de la noche, cuando un brutal estruendo sacudió a toda la ciudad y la calma habitual de un mes de agosto en Valladolid se rompió. Después del sonido de la explosión, llegó el de las sirenas. Se cumple un año de la explosión de gas en el número 32 de la Calle Goya. Un suceso del que Valladolid no se olvida, pero aún menos los vecinos de ese edificio.
Alba Pérez es una de las afectadas. Ella vivía en el 2ºC, justo encima de la vivienda que explotó. Ella no se encontraba en casa en el momento de la explosión, estaba cenando fuera con sus hijos. Una coincidencia que les salvó la vida. Alba recuerda esa noche como "una auténtica pesadilla" y, reconoce, que psicológicamente no está del todo recuperada y no sabe si podría volver a casa. "Si hoy me dieran las llaves de mi casa no querría volver. No sé si podría, todavía no me he recuperado del trauma", asevera para EsRadio Castilla y León.
También cuenta que estos últimos doce meses han sido muy duros y admite que ya no es la misma persona. Ahora, vive más "día a día" y procura aprovechar más esta segunda oportunidad que el destino le ha dado. "Antes me preocupaban cosas que ya no. Ahora estoy centrada en mis hijos, mi familia y mi trabajo", añade.
En total, son 15 las familias afectadas. Todavía no han podido volver a sus casas, aunque, el Ayuntamiento vallisoletano prevé que algunas puedan regresar en diciembre. Alba no será una de ellas ya que su hogar es de los más afectados. Se alojó durante un tiempo en un alquiler y sí que ha incidido en que la aseguradora tampoco se lo ha puesto fácil, por ello reclama “más empatía”.
La investigación de las causas de la explosión ya se ha archivado y se cree que se debió a “un accidente”, sin indicios de delitos.