Cuatro décadas han pasado desde el 19 de noviembre de 1984. Aquel lunes, como cualquier otro, los vecinos de Fabero de El Bierzo se levantaron con la intención de comenzar una nueva semana y se dirigieron a sus trabajos, muchos de ellos en las minas que poblaban la cuenca Fabero-Sil. Pero aquel lunes no fue uno más, se convirtió en un día que 40 años después sigue vivo en la memoria porque ocho de sus vecinos no regresaron a casa tras uno de los accidentes mineros más graves registrados en la zona.
El suceso tuvo lugar tras la entrada de los operarios del primer turno de trabajo de ese día, en la empresa Combustibles de Fabero, del Grupo Río. En ese momento, 08:30 horas, en la planta 17 sur, explotó una bolsa de grisú que se había acumulado durante el fin de semana y que acabó con la vida, al instante, de tres trabajadores y dejó heridos a nueve más en el interior de la galería. Tras muchas horas de angustia y de rescate, los heridos fueron trasladados a hospitales de Madrid donde en días posteriores fallecieron otros cinco. Cuatro de ellos sobrevivieron.
“Era un día normal de trabajo. Entramos al tajo y estábamos algo retrasados en la galería porque había una avería. De repente hubo una explosión y me quedé sin luz. No sentía nada. Un compañero me levantó y fuimos saliendo hacia afuera”, recuerda Genaro Álvarez, uno de los supervivientes. Pasó un mes ingresado en el hospital con el 25% de su cuerpo quemado. Ocho meses más tarde regresó con mucho miedo a las entrañas de la tierra.
Ocho compañeros no pudieron hacerlo. Fueron Luciano Blanco, de 41 años, Tomás Abella, de 36, Adelino Alonso, de 32 años, Manuel García, quien tenía 28, Manuel Tejón, de 26, Ramiro Guerra y Emilio Álvarez, ambos de 24 años, y Santiago Álvarez, que sólo tenía 21 años.
Ocho vidas que se llevó la mina y que Fabero recordó este martes, cuando se cumplen precisamente cuarenta años, con la inauguración de un Memorial Minero ubicado en el mismo lugar donde se encontraba la explotación, que ahora es un espacio natural restaurado. Allí se han instalado nueve grandes monolitos de piedra, sacados de la Gran Corta de Fabero, uno por cada minero fallecido en ese accidente más otro en recuerdo de todos los que dejaron su vida en la mina a lo largo de un siglo de actividad.
“Éramos un grupo de chicos jóvenes y el enemigo invisible nos estaba esperando”, relata Andrés Calvo, otro de los mineros que salieron vivos de ese accidente. “Yo ayudé a mi compañero Genaro y pensé que era el último. Mi sorpresa fue cuando salí y me preguntaron por los demás. No escuché a nadie. Quedaron como sedados”, recuerda. Momentos que año tras año, cada 19 de noviembre, vuelven a su mente. Calvo agradece el homenaje organizado desde el Ayuntamiento de Fabero. “Es un gesto de humanidad. Nunca olvidaremos a nuestros compañeros”, decía emocionado al pie del monumento que desde hoy ya recordará para siempre a esos ocho hombres y a todos los que se dejaron la vida en las explotaciones.
Entre los presentes también estaban compañeros de Combustibles de Fabero que no sufrieron el accidente pero cuyas vidas quedaron marcadas para siempre. Sobre todo porque creen que se podría haber evitado si se hubieran tomado las medidas de seguridad necesarias. “Yo trabajaba en mantenimiento y en las condiciones en las que quedó el tajo ese viernes, el lunes no se tenía que haber entrado. La turbina que sacaba el aire no funcionaba y ya ese día había grisú acumulado”, explica Tino Ramón. “No había grisúmetro. Los había en otras explotaciones, pero en la nuestra no”, lamentaba Jorge González quien fue uno de los encargados de sacar de la galería el material que quedó de sus compañeros. “Una de las fundas aún tenía pelo pegado”, recuerda con lágrimas en los ojos.
Pedro Monasterio, miembro de la corporación municipal de Fabero, y quien por entonces formaba parte del comité de empresa, aseguró que cada 19 de noviembre se le rompe el alma. "Me vienen a la mente las caras de todos esos chavales, éramos unos chavales. Hoy es también un día de alegría porque hacemos un reconocimiento a todos nuestros compañeros, a todos los mineros leoneses”, afirmó.
La alcaldesa de Fabero, Mari Paz Martínez, fue la encargada de pronunciar un breve discurso para inaugurar este espacio. “Esta es una idea que barajábamos desde el cierre de la minería. Fue un momento muy duro y por eso decidimos que éste era el momento. Homenaje a los ocho, pero también a todos los fallecieron, los que sufrieron graves accidentes y a los que aún sufren el carbón en sus pulmones”, dijo. Martínez lamentó que en España ninguna administración haya hecho un homenaje a aquellos que tanto dieron a su país.