ICAL | Ricardo Ordóñez - El arzobispo de Burgos, Mario Iceta, la presidenta y la secretaria de la Federación de las Hermanas Clarisas de Nuestra Señora de Arantzazu, María Javier Soto y Carmen Ruiz, el vicario judicial de la Archidiócesis de Burgos, Donato Miguel Gómez, y el director del Departamento de Asuntos Jurídicos del Arzobispado de Burgos, Rodrigo Saiz, ofrecen más detalles sobre la situación del Monasterio de Santa Clara de Belorado
ICAL | Ricardo Ordóñez - El arzobispo de Burgos, Mario Iceta, la presidenta y la secretaria de la Federación de las Hermanas Clarisas de Nuestra Señora de Arantzazu, María Javier Soto y Carmen Ruiz, el vicario judicial de la Archidiócesis de Burgos, Donato Miguel Gómez, y el director del Departamento de Asuntos Jurídicos del Arzobispado de Burgos, Rodrigo Saiz, ofrecen más detalles sobre la situación del Monasterio de Santa Clara de Belorado

En un giro dentro de la Iglesia Católica en nuestra comunidad, Mario Iceta, Arzobispo de Burgos, ha sido designado Comisario Pontificio para gestionar los monasterios de Santa Clara en Belorado, Orduña y Derio. Esta decisión llega tras el anuncio hace 2 semanas de un grupo de clarisas de su ruptura con la Iglesia, lideradas por el obispo excomulgado Pablo de Rojas y su portavoz José Ceacero.


La medida, enmarcada en el derecho universal de la Iglesia, confiere a Iceta plenos poderes para administrar los bienes de estos monasterios. Según informaciones recogidas por esRadio Castilla y León, esto incluye la representación legal en el ámbito civil.


Además, se ha formado una comisión gestora y se planea realizar una auditoría y un inventario completo de los bienes del monasterio. Iceta también indicó que se podría requerir asistencia legal profesional si la situación lo demandase y de momento, ya ha solicitado a Pablo de Rojas y José Ceacero que abandonen el convento de Belorado, medida necesaria para restablecer el orden y la observancia religiosa en el recinto.



El arzobispo ha enfatizado la necesidad de actuar con "delicadeza y prudencia" ante esta situación sin precedentes, y ha expresado su esperanza de que las monjas involucradas reconsideren su decisión y permanezcan dentro de la Iglesia.

No obstante, no se ha establecido un plazo fijo para que las hermanas decidan su futuro, aunque se ha mencionado la posibilidad de excomunión si no revierten su decisión. Este conflicto no solo pone de manifiesto las tensiones dentro de la Iglesia, sino también el desafío de manejar las disidencias internas en un contexto de derecho canónico y civil. 

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