
Los veterinarios de los mataderos autonómicos viven una situación insostenible que arrastran desde hace más de dos décadas. El descontento ha alcanzado un punto crítico, y este lunes se celebra una reunión clave con la Consejería de Sanidad, que podría definir el futuro del sector.
Desde el sindicato denuncian que las condiciones laborales son “inhumanas” y que la administración autonómica lleva años ignorando su situación. Como ejemplo, relatan jornadas que superan las 12 horas sin compensación adecuada. "Una compañera este viernes entró a las 8 de la mañana y salió a las 8:30 de la noche", afirma Javier Rodríguez, portavoz del Sindicato de Veterinarios de Castilla y León.
Jornadas maratonianas y nula conciliación familiar
Uno de los principales reclamos es el desarrollo de un complemento de atención continuada presencial, recogido en los Presupuestos autonómicos desde hace años pero que nunca se ha aplicado. A esto se suma la falta de regulación de los horarios especiales, que vulnera el Decreto 59/2013 de la Junta.
"La administración no quiere reconocer el problema porque eso implicaría pagar y regular", apunta Rodríguez, quien insiste en que la conciliación laboral y familiar es inexistente para muchos profesionales.
Expectativas ante una reunión decisiva
En informaciones recogidas por esta emisora, el sindicato recuerda que en anteriores encuentros solo se ofrecieron 3 medidas frente a las 18 reivindicaciones planteadas. Este lunes esperan una propuesta seria. De no ser así, advierten que activarán las medidas de presión ya acordadas con los profesionales.
"No firmaremos nada mañana, pero si no hay compromiso firme, se ejecutarán las acciones previstas", aseguran desde el colectivo veterinario.
¿Qué pasaría si los veterinarios se declaran en huelga?
El impacto sería inmediato. Castilla y León es la comunidad autónoma que más sacrificios animales realiza en todo el país, y su industria cárnica es una de las más potentes. La paralización de los mataderos afectaría no solo a los consumidores, sino también a industrias asociadas como chacinerías y empresas transformadoras.
Un futuro incierto por la falta de relevo generacional
A la sobrecarga laboral se suma otro desafío: el abandono progresivo de las plazas de veterinarios en mataderos. Según Rodríguez, más del 50% de estos profesionales son interinos porque los funcionarios de carrera prefieren otros destinos con mejores condiciones.
"La nueva generación ni siquiera quiere hacer prácticas en mataderos. Hay objeciones de conciencia en las facultades", advierte. Esta falta de vocación podría desembocar en un problema estructural a medio plazo.
Una labor clave y poco reconocida
Los veterinarios de los mataderos no solo controlan la calidad de la carne, sino que son piezas fundamentales en la defensa de la salud pública. Aun así, su trabajo es frecuentemente desconocido o incluso cuestionado.
"Nuestro papel no gusta porque supone inspeccionar y corregir. Pero sin nosotros, la salud de todos está en riesgo", concluye Rodríguez.